La risa en la tradición árabe-musulmana Conferencia del Dr. Lwiis Saliba – En Zoom Miércoles 01/12/2021

La risa en la tradición árabe-musulmana

Conferencia del Dr. Lwiis Saliba – En Zoom

Miércoles 01/12/2021

Este es nuestro segundo encuentro con el yoga de la risa, y en estos tiempos dolorosos necesitamos una sonrisa, incluso una carcajada, ya que es el mejor antídoto contra las toxinas de la pena y las convulsiones.

La risa en los hadices atribuidos al Profeta

La risa, como ya hemos mencionado, es una tradición bien arraigada en nuestro patrimonio espiritual y cultural. En las obras tradicionales y modernas se fomenta mucho la risa. Me limitaré a unos pocos ejemplos para no extenderme demasiado.

Se ha informado sobre el Profeta del Islam que solía reírse hasta que le salían las muelas. Y Ibn Abd Rabbuh al-Andalusi (m. 328 AH/940 AD) citó varios hadices sobre este tema, entre ellos: “Refresca los corazones hora tras hora, pues cuando los corazones se agotan, se vuelven ciegos” (Ibn Abd Rabbuh, Al-‘Aqd, op. cit, p. 6/379).

Y otro hadiz sobre uno de los compañeros, Nu`iman bin Amr: “Nu`iman entró en el Paraíso riendo, porque me hizo reír” (Al-Aqd Al-Farid, p. 6/381).

Otro hadiz sobre Suwayda, sobre el sirviente de Aisha, la esposa del Profeta. A su muerte dijo: “Oh, Dios mío, ella estaba deseando hacerme reír, así que hazla reír con alegría” (Al-Aqd Al-Farid, op. cit, p. 6/381)

La risa en los apócrifos cristianos

Cabe destacar que los libros de la herencia islámica transmiten una invitación a la risa, y un estímulo a la misma, según las tradiciones cristianas. Ibn Abd Rabbuh relató en su libro al-‘aqd, citando “algunos libros traducidos”, según dijo, (que son probablemente escritos apócrifos sobre los dos apóstoles de Cristo, Pedro y Juan), el siguiente relato: Youhanna (Juan) y Simeón (Pedro) eran dos de los discípulos, y Juan no se sentaba en una asamblea sin reír y hacer reír a la gente a su alrededor. Simeón, en cambio, no se sentaba en una asamblea sin llorar y hacer llorar a los que le rodeaban.

Simeón dijo a Juan: “¿Cuánto te ríes, como si hubieras terminado tu trabajo? Juan le respondió: “¿Cuánto lloras como si hubieras entregado a tu Señor?”. Dios reveló a Cristo: “El más amoroso de los dos comportamientos para mí es el de Jea” (Al-Aqd Al-Farid, op. cit, p. 6/380).

Y en el ‘aqd hay otro relato similar sobre Juan el Bautista y Jesús. En algunos libros también se narra que Jesús, hijo de María, se encontró con Yahya hijo de Zakariya, entonces Yahya le sonrió y Jesús le dijo: “¡Sonríes con seguridad!” Yahya contestó: “¡frunces el ceño con desesperación!”.

¡Y Dios reveló a Jesús! Y Dios reveló a Jesús: “Lo que hace Yahya es más querido para mí” (Al-‘Aqd Al-Farid, op. cit. p. 6/381(

La risa entre los antiguos árabes

Los antiguos solían repetir que: “La risa es un elemento necesario en la vida, porque es una especie de juego, y el juego es la naturaleza de la vida” El verso del Corán corrobora este dicho: {La vida en este mundo de abajo no es más que un juego y una diversión} (Surah Al-Hadid/20).

Al-Ragheb Al-Asbahani (m. 502 AH / 1108 AD) mencionó que algunos de los ancianos dijeron: “La gente está en prisión mientras no bromee”.

Uno de los consejos de los ancianos es acoger la muerte con la risa, como se acoge la vida al nacer con las lágrimas. Un poeta árabe dijo:

Tu madre te dio a luz, hijo de Adán, llorando, mientras los que te rodean ríen de alegría.

Así que esfuérzate para que, si lloran el día de tu muerte, te sientas feliz de reír.

Este poeta subraya el contraste entre la vida y la muerte. Un niño nace llorando, y la gente es optimista respecto a su llanto al nacer, pero si no llora entonces, lo pellizcan para que lo haga. Por otra parte, así como recibimos la vida con lágrimas, también debemos recibir la muerte con risas. Para morir de risa, el hombre debe esforzarse por llevar su vida con rectitud y buen sentido, etc. Estos versos nos recuerdan la vida del sabio tibetano que murió riendo.

La risa en la tradición sufí

Y del misticismo musulmán, he aquí un consejo, o más bien una regla de oro, del sultán Al-Arifeen, Abu Yazid Al-Bistami. Resumió su camino místico con el siguiente itinerario simplificado: “Perseveré en conducir mi alma (o más bien mi mente) hacia Él mientras lloraba, hasta que me condujo hacia Él mientras reía.

¿Cómo entender esta alternancia, o más bien este contraste, entre el llanto y la risa, del que habla Abu Yazid y con el que resume su camino místico?

El comienzo del camino sufí es el trabajo duro y el esfuerzo diligente en el que el buscador espiritual entrena su alma o, mejor dicho, su mente, y alma viene aquí especialmente en el sentido del espíritu de la mente que corre, como muestra Al-Biruni. Una mente que siempre está inquieta, y que tiene muchos deseos y antojos, es más bien un animal salvaje que necesita ser domado y domesticado. Este es el aspecto angustioso e incluso “llorón” del camino espiritual, y este es el lado agotador e incluso estresante del camino sufí, que hace llorar, pero que es necesario al principio para salir del sufrimiento. Y tan pronto como esta mente es domada y domesticada, su absorción en el Haqq (o el Absoluto) se convierte en un Samadhi, una fuente de alegría, de hecho una fuente de dicha. Y posteriormente conduce al Sadhak hacia Dios en la risa. Esta alternancia entre el llanto y la risa es de la naturaleza de la mente, y veremos en lo que sigue que su fuente es un solo centro en el cerebro, pues cuántas veces hemos llorado de alegría, o reído de tristeza y confusión. En cuanto a convertir las lágrimas en risas, como dice Al-Bistami en sus palabras, se trata de un camino místico basado en la naturaleza del pensamiento o del alma.

La risa en la tradición libanesa

Una reflexión sobre un proverbio libanés destaca el vínculo entre la risa y la salud. Este proverbio dice: “La gente nos envidiaba nuestra risa hasta que un día vinieron a quitárnosla y con ella nuestra salud”.

La literatura religiosa islámica nos advierte todo el tiempo sobre la envidia y sus efectos negativos. En el Corán leemos: “Di, busco la protección del Señor de la Aurora contra el mal del envidioso, cuando éste carga con la envidia” (Corán 113/5)

Pero lo que llama la atención de este proverbio es el vínculo que establece entre la risa y la salud. Cuando el hombre pierde la risa, pierde la salud y viceversa. Y la relación entre la risa y la salud es dialéctica: nos reímos a carcajadas y con ganas cuando gozamos de buena salud, y la risa en sí misma atrae la salud y la mejora. Pero cuando perdemos la risa, perdemos la salud con ella.

Maroun ‘Abboud el sacerdote de la risa

Entre los famosos escritores y pensadores contemporáneos que rieron e hicieron reír invitando a la gente a reír, Maroun Abboud (1886-1962) ocupa el primer lugar. Consideraba que la risa era una de las características más sobresalientes del hombre, diciendo: “Veo que la naturaleza no nos ha dotado de un rasgo más notable que la risa, ¿has visto a alguien más que nosotros, entre las criaturas, reír o sonreír?”

Llama a afrontar las calamidades con risas y no con convulsiones, y esto, a la manera del proverbio que dice: “Hay algo de lo que reírse en la peor calamidad” Abboud dice: “En tu vida, ríe incluso en la calamidad si quieres superarla” (Abboud, Subul, op. cit, página 29).

Y la risa atrae el sustento, dice también Abud, mientras que el ceño fruncido lo interrumpe: “Escucha lo que se dice del ceño fruncido: esta mueca corta el sustento. En cuanto a la risa, expresa todo lo que es bello” (Abboud, op. cit., pp. 29-30). Incluso para expresar que el tiempo es bueno, decimos que la naturaleza se ríe.

 Abboud ha trabajado toda su vida y su carrera literaria e intelectual para hacer reír a los demás, y para aliviar su angustia a través de la risa: “Si el mundo no se ríe conmigo, yo me río solo, Y no puedo reírme hasta que no haya hecho reír a mi visitante o a mi compañero y tome la iniciativa. Si la sonrisa nos abre la puerta, la risa nos lleva al centro del salón de la casa.

Y la risa, según Maroun Abboud, es la mejor oración: “Si hubiera sido sacerdote, habría dicho: Ríe, en lugar de decir: Reza”. Aquí, este escritor está de acuerdo con el yoga de la risa y sus principios, ya que éste considera que la risa es una práctica de yoga que no es menos eficaz que otros métodos de meditación, como el Japa (el rosario), y a veces puede incluso superarlos.

Anis Freyha y la antropología de la risa

Uno de los escritores e investigadores contemporáneos que ha filosofado sobre la risa y ha demostrado sus características y beneficios es Anis Freyha (1903-1993). Lo veía como un antídoto contra muchas impurezas y defectos, como la vanidad, el fanatismo, la desesperación y la depresión. Hablando de que la risa cura la arrogancia, Freyha dice: “Una persona sin el espíritu de la risa pierde gran parte de la dulzura de su humanidad. El humor nos ayuda a criticarnos a nosotros mismos y nos salva del mal de la vanidad, que nos hace vernos como el centro de gravedad e importancia en el universo. También nos salva de otro defecto que es la consideración de nosotros mismos como personas piadosas y como grandes benefactores. El humor es una bendición celestial. Quien está dotado de ella no se autoengaña ni es arrogante” (Freyha, op. cit, p 18).

Sobre la risa que cura la exageración y el fanatismo, Freyha dice: “La risa mata en nosotros toda intolerancia y fanatismo reprobables. Un fanático estricto no se ríe. Por último, el que ríe ama, agrada y simpatiza, pues la risa forma parte de la naturaleza de la bondad” (Freyha, MS, p. 24).

La última frase de Freyha nos llama la atención, ya que se inspira en el proverbio libanés: “Que Dios nos conceda el beneficio de esta risa” Freyha es un experto en proverbios y un pionero en su recopilación.

Sobre la risa que borra la desesperación, que cura la ansiedad y la depresión, que es la enfermedad del siglo, Freyha dice: “La risa engendra en nosotros el amor a la vida. Es una fuerza contra todo lo que nos haría caer en la desesperación y el desánimo. La risa crea en nosotros una visión sana e inocente de la vida que no tiene gravedad ni pesadez, sino placer y amor” (Freyha, op. cit, p24)

La risa, según Freyha, es el sabor, el encanto y el esplendor de la vida, así como la fuente de la belleza en sí misma: “La risa es una magia oculta que da a la vida un tinte de belleza y riqueza. Un mundo en el que no hay risa es un mundo oscuro y lúgubre, al igual que una vida sin alegría o risa es una vida estéril. El sabor de la vida está en la risa, y los mejores momentos de la vida son las horas pasadas en la risa y la diversión” (Freyha, op. cit, pp22-23)

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